No son como las patatas asadas tradicionales. En lugar de eso, me gusta dejarles la piel y asarlas hasta que queden supercrujientes. Lo bueno de mis patatas asadas con piel crujiente es que requieren el mínimo esfuerzo y tiempo.
Puedes conseguir que queden aún más crujientes dejándoles la piel. En definitiva, lo único que quieres de una patata asada es un exterior crujiente y un interior esponjoso: eso es exactamente lo que consigues con éstas.
Elige las patatas adecuadas
Las patatas con almidón, como la Russet o la Maris Piper, son ideales para asar, ya que quedan esponjosas por dentro y crujientes por fuera: la mejor combinación de patata asada.
Cómo hacer patatas asadas con piel
Puedes encontrar una receta detallada con las cantidades completas en la tarjeta de recetas al final de esta página.
Paso 1: Si quieres que las patatas queden increíblemente crujientes, tendrás que calentar el horno.
No tiene sentido meter las patatas en un horno tibio. El horno debe estar a 200°C aproximadamente.
Paso 2: Corta las patatas en trozos del mismo tamaño para que se cuezan al mismo tiempo. Si tienes una combinación de patatas grandes y pequeñas, deja las pequeñas enteras (del tamaño de una pelota de golf) y corta el resto por la mitad.
Paso 3: Pon las patatas en una olla, cúbrelas con agua fría y llévala a ebullición. Baja el fuego para que hiervan a fuego lento y déjalas unos 5 minutos.
Lo único que quieres es que las patatas pierdan parte de su sabor, no que se cuezan del todo.
Paso 4: Pon las patatas en un escurridor y sacúdelas rápidamente para que se abran ampollas en la piel, que quedará muy crujiente. Déjalas secar al vapor de 5 a 10 minutos. Esto también ayudará a conseguir ese crujiente.
Paso5 : Opcionalmente, reboza las patatas escaldadas en un poco de harina de maíz, sazónalas y vuelve a compartirlas para asegurarte de que queden uniformemente cubiertas.
Paso6: Calienta la grasa elegida (¡tiene que ser grasa de oca!) en una fuente de horno durante un minuto más o menos y vierte las patatas en la grasa caliente, con cuidado porque se quemarán.
Dale la vuelta a las patatas en la grasa para que queden bien cubiertas.
Paso7: Sazónalas con sal y pimienta negra, añade las ramitas de romero y mételas en el horno durante una hora hasta que estén bien cocidas y crujientes.
Paso 8: Una vez cocidas, saca inmediatamente las patatas del molde y colócalas en un plato forrado con papel de cocina para que absorba el exceso de grasa. Dales un último toque de sal.
Rectificar
Sinceramente, estas patatas probablemente no necesiten muchos ajustes o personalizaciones. Si lo que quieres son patatas asadas supercrujientes, no hace falta cambiar nada. Pero aquí tienes algunas cosas que puedes hacer si quieres experimentar:
- Cambia la grasa: En lugar de usar grasa de oca o de pato, prueba con aceite de oliva, aceite de coco o incluso ghee.
- Utiliza hierbas diferentes: Cambia el romero por tomillo, salvia u orégano. La mayoría de las hierbas leñosas y resistentes combinan bien con las patatas asadas; sólo tienes que tener en cuenta con qué las vas a servir.
- Añade especias: Espolvorea un poco de pimentón, ajo en polvo, cebolla en polvo o cúrcuma antes de asarlas para darles un toque adicional.
- Untoque de queso: Espolvorea un poco de queso parmesano rallado sobre las patatas durante los últimos minutos de asado para darles un sabor a queso y una textura más crujiente.
- Boniatos: Sustituye las patatas normales por boniatos para obtener una versión ligeramente saludable.
- Aceite de hierbas: Infusiona el aceite con ajo y hierbas antes de mezclarlo con las patatas para conseguir un sabor intenso. Algunas hierbas y ajos pueden tener un sabor un poco quemado si se dejan en el horno con las patatas, así que puedes combatirlo infusionando el aceite de antemano.
Almacena
Cuando guardes estas patatas asadas con piel, es importante que pienses en el tiempo que necesitas conservarlas. Si son hasta 5 días, utiliza el frigorífico; si no, el congelador es la mejor opción:
Refrigerar: Una vez frías las patatas asadas, colócalas en un recipiente hermético. Guarda el recipiente en el frigorífico hasta 5 días. La clave es asegurarse de que estén completamente frías antes de guardarlas para evitar la condensación.
Congela: Deja que las patatas asadas se enfríen completamente. Colócalas en una sola capa sobre una bandeja de horno forrada con papel pergamino y mételas en el congelador.
Una vez congeladas, pásalas a bolsas o recipientes aptos para el congelador y podrás conservarlas hasta 3 meses. Puedes obtener más información sobre cómo congelar patatas asadas aquí.
Recalentar: Para mantener el aspecto crujiente, recalienta las patatas en el horno a 200°C (unos 400°F) durante unos 15 minutos, o hasta que vuelvan a estar calientes y crujientes.
Si las recalientas congeladas, prolonga el tiempo de recalentamiento a 20-25 minutos. No se recomienda calentarlas en el microondas, ya que podrían quedar empapadas.